sábado, 31 de octubre de 2009

Muertos vivientes




Ellos, vivos y despiertos,
de noche abren sus puertas
y salen al encuentro
de luces que parpadean
en colores de todo el espectro,
ansiosos por probar el néctar
que aturde el jucio y el tiempo.

Condición que les devuelve la vida
para poder morir cada noche;
ellos en su metro cuadrado alucinan,
presente el silencio no oyen,
pero entre el ruido se comunican,
sacan sus dientes por cada reproche
y muerden para sanar sus heridas.

Despiertan muertos cuando aparece un nuevo día,
un sabor metálico les hace recordar,
el espejo les observa con miles de heridas,
pero ya es demasiado tarde para abandonar...
Intentan dar un paso más hacia su otra vida,
lo mínimo es lo máximo, y las horas pasan sin más.
Una vida que no es vida, sino máscara de felicidad.

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