lunes, 20 de abril de 2009

NuMb

Podría abrir el cajón y cojerlo. Tercer cajón. Parece tan cerca, tan fácil... pero me cuesta moverme, me cuesta hacer todo, hacer nada. Se ve tan cerca... pero está tan lejos... tal lejos...

Podría correr otros 10km y no cansarme, podría llegar a casa y seguir con las pesas, abdominales, y no cansarme... aunque esté roto, no me canso. No me canso de pensar.

Podría escuchar esta misma canción una y otra vez, hasta volverme loco, podría seguir taladrándome con esas palabras que cristalizan mi entorno, en mi habitación, acostado sin dormir, dormido sin soñar... porque se sueña cuando existen objetivos, cuando existen países de nunca jamás... y ya perdí el rumbo y las ganas.

Podría estar en cualquier embarcadero, tumbado boca abajo, mano colgando, mirada perdida entre los peces... y sin embargo seguiría viendo el fondo tan borroso, aunque "el cristal no esté empañado".

Podría abrir cien millones de libros, coger el taco de apuntes más pesado, podría leerlos todos sin parar, podría subrayar de colores varios... pero seguiría sin aprender nada, porque leo sin aprender, porque no aprendo aún leyendo.

Podría escuchar al enano una y otra vez, hacerle de rabiar, llamarle de mil nombres menos por el suyo, para que puediera responder con esa palabra que tanto me hace reír... pero la llamada finaliza, el enano se va, y me quedo con la sonrisa en la cara, y ese vidrio que tanto escuece...

Podría perder una tarde, o dos; una noche como esta, o tres; un capítulo del libro más extenso, o toda una vida... y seguiría perdiendo para ganar, seguiría cayendo para luego escalar, seguiría muriéndome por vivir... pero es que no hay suerte, no hay escalera, no hay ganas.

viernes, 10 de abril de 2009

Cuando la espada está afilada...



Creo que ya no hay más que decir.

Adiós, febrero.



Desaparecer....

Ahora mismo es lo que me gustaría hacer.
Desaparecer del mundo, desaparecer, borrarme de la historia, borrarme del recuerdo de los míos.
Dar un último beso al enano, y desaparecer.

Olvidar...
Quiero olvidar todo. Olvidar que existo. Olvidar-te. Olvidar-me.
Teme, teme si aún puedes sentir temor. Porque yo ya no siento nada, sólo vacío.
Olvidar que alguna vez existió un recuerdo, existió la tecnología, existió un 19 de febrero.

Navegar...
Coger un barco y marcharme lejos, da igual hacia dónde, pues al final acabaría en el mismo lugar.
Bajo el agua... de pequeño siempre preferí bucear a nadar... abajo el silencio es absoluto. Silencio. Tranquilidad. Paz.

Romper...

Quisiera romper a llorar, al menos eso algo me aliviaría.
No puedo llorar. Estoy cansado, cansado de todo. No puedo romper a llorar.

jueves, 9 de abril de 2009

Decepción tras decepción

...porque la decepción es como la rabia... puede crecer y crecer sin límites.

Ser humano


Me arrodillo ante la carne que ya no es carne
para descubrir mi verdad, aunque sólo en parte,
para calmar mi mente, que tantas veces miente,
para soltar parte del hierro que en mis bolsillos crea un infierno.

Da igual si es carne o no, al fin y al cabo ambos me conocen,
o al menos uno cree conocerme, y sin tocarme la frente
ya cree que soy transparente, tan distindo del que cartones vende
en la acera de en frente, que no pisa este templo porque el hambre resiente...

En cambio yo me arrodillo con mi cara angelical,
la carne piensa que soy un ángel más, débil, pero leal...
quizá si pudiera ver mi verdad daría dos pasos hacia atrás
y me prendería fuego sin preguntar, como al hijo de satán.

En cambio yo me arrodillo como uno más, o quizás no si me paro a pensar
que aquí mismo muchos se arrodillaron, algunos rectos en los que no cabe el mal,
otros muchos que como marionetas bailan al son de una trompeta de oro y cal,
y otros tantos que visten de oro blanco, tan santos esnifando coca en el bar.

Da igual si es carne o no, no me mires así,
pues quizá para ti soy un bicho raro
que no sigue un bando claro, que va de listo inventando tratos
vacíos y baratos, que en su verdad sólo son válidos.

Da igual lo que pienses, yo lo tengo claro,
a seguir tu camino marcado no estoy obligado.
No hay ángeles ni demonios, sólo seres humanos
que bajo una mirada atenta deciden tender o no su mano.