domingo, 13 de diciembre de 2009

Volviendo a casa


Frío. Es lo único que evito sentir, lo único que siento. Camino encapuchado y con una bufanda olvidada al cuello... (ya ni siquiera sirve la imaginación). Ahora hace aún más frío, y mi nariz es la primera en enterarse.

Levanto la mirada y observo de lejos la ciudad: "cuánto he cambiado, y tú sigues tal y como te conocí".

Cada año una historia nueva, un nuevo capítulo, una pieza más... y esto es tan sólo el principio: "¿el principio de qué?".

Cada vez que miro hacia atrás me siento más viejo, y cada vez que pienso esto me siento más niño.

Nos hacemos mayores, y nuestra ilusión cambia. El pensar que cada vez tenemos menos ilusión, que cada vez somos más viejos es en el fondo engañarnos a nosotros mismos. La ilusión no muere si nos molestamos en encontrarla, y la vejez sólo llega cuando nos creemos viejos. No nos hacemos viejos, nos hacemos mayores. Aunque para muchos esto significará lo mismo.

Regresa el frío. Por fin llego al portal. El cuerpo está algo entumecido, pero al final he conseguido distraerme por un momento... al final la imaginación ha servido.

La noche se cierra. En casa se respira calor y a través de la ventana observo la quietud de una dama infernal hecha de hielo. Señora invierno.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Bajo la mesa



Tu mirada encontrada
bajo mis cejas una vez más,
la retiras y no hablas,
esta noche no se bailará.

Una historia bien hermosa
se hace trizas si te paras a pensar
que si liberas tus esposas
algo rápido y aquí no ha pasado ná.

La mirada, roce, cama,
es un tren que parte desde el sector
en la neurona que se antoja
para matar a un músculo mucho mayor.

Puede morir en una broma,
un comentario, una charla o negación
y la neurona que se antoja
acudirá al chocolate del cajón.

viernes, 4 de diciembre de 2009

El Cuadrado



Cuadrado estampado
con gotas machacado en mosaicos,
abismo descuidado
con caídas frío helado en tus brazos.
Aturdes con tus claros bocinazos
asustando el mar en blanco,
intuyes que tus clavos infectados
ya conforman arañazos.

No intentes salir por la puerta de atrás,
sabes que de nada te servirá,
todos miran hacia un lado ya,
se enciende el motor una vez más...

Cuchillos como hijos del bolsillo
en tu mano más cercana
cumplen con prestigio
el inico de la batalla esperada.
Aparece el vestigio
con indicios de una guerra pasada,
instinto de un grito
que se ahoga en un quicio de ventana.

No intentes huir con la mentira fugaz,
sabes que de nada te servirá,
todos señalan hacia un lado ya,
se enciande el motor, el coche se va.