jueves, 9 de abril de 2009

Ser humano


Me arrodillo ante la carne que ya no es carne
para descubrir mi verdad, aunque sólo en parte,
para calmar mi mente, que tantas veces miente,
para soltar parte del hierro que en mis bolsillos crea un infierno.

Da igual si es carne o no, al fin y al cabo ambos me conocen,
o al menos uno cree conocerme, y sin tocarme la frente
ya cree que soy transparente, tan distindo del que cartones vende
en la acera de en frente, que no pisa este templo porque el hambre resiente...

En cambio yo me arrodillo con mi cara angelical,
la carne piensa que soy un ángel más, débil, pero leal...
quizá si pudiera ver mi verdad daría dos pasos hacia atrás
y me prendería fuego sin preguntar, como al hijo de satán.

En cambio yo me arrodillo como uno más, o quizás no si me paro a pensar
que aquí mismo muchos se arrodillaron, algunos rectos en los que no cabe el mal,
otros muchos que como marionetas bailan al son de una trompeta de oro y cal,
y otros tantos que visten de oro blanco, tan santos esnifando coca en el bar.

Da igual si es carne o no, no me mires así,
pues quizá para ti soy un bicho raro
que no sigue un bando claro, que va de listo inventando tratos
vacíos y baratos, que en su verdad sólo son válidos.

Da igual lo que pienses, yo lo tengo claro,
a seguir tu camino marcado no estoy obligado.
No hay ángeles ni demonios, sólo seres humanos
que bajo una mirada atenta deciden tender o no su mano.

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